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eva cabanelas

El universitario que se hizo mayor

13 septiembre, 2014 por evacabanelas Deja un comentario

Gente comprando hielo en el supermercado. Fiesta temática en el pub de moda; “telebasura”. Salir a bailar, a emborracharse. Hacer nuevos amigos, millones de fotos; al día siguiente, “latar”. Esos maravillosos años, que no volverán. Conocernos a nosotros mismos. Hacer estupideces, gamberradas o como le queráis llamar. Una única responsabilidad, estudiar. Así de bien, se vivía en la universidad. “Quién pudiese revivir las juergas de los jueves, las fiestas residenciales, el botellón…”, pensó el universitario que se hizo mayor.

Unos cuantos años por delante para.. Ver la tele hasta las mil, acostarse tarde, no ir a clase; ir y dormir en las últimas filas. Desesperarse con el proyector, con los apuntes, con algún que otro profesor. Cotillear. Tomar café de la máquina. Engancharse a alguna serie o programa de televisión. Charlar. Aficionarse a los juegos de cartas, a la cerveza, al alcohol en general. Compartir piso. Pasar días enteros sin salir de casa. Olvidarse de ir al super; no tener nada para comer (pero siempre para beber). Descuidar la limpieza, ignorar la vajilla. Viajar en autobús. Salir “a desfasar”. No pensar “más allá”. Buscar siempre la compañía de otro; en bares o bibliotecas, “socializar”.

Pasados esos años… Apenas ver la tele, acostarse pronto; madrugar para ir a trabajar. Desesperarse con el curro, con las tareas, con el jefe que está de mal humor. “Rosmar”. Tomar café en una cafetería. Engancharse a algún libro, interesarse por la divulgación. Meditar. Aficionarse a la cocina, a la costura, a las manualidades en general. Vivir solo. Pasar días enteros sin pasar por casa. Preocuparse por la compra y la limpieza del hogar. Ver la vajilla sucia y fregar. Viajar en vehículo propio. Salir “de tranqui”. Pensar “más allá”. Huir del bullicio; disfrutar de la soledad. Por supuesto, lamentarse por no poder volver atrás.

El tiempo en la universidad pasa muy rápido; el que empieza ha de aprovecharlo, ha de exprimir cada instante. Plantar la semilla de la amistad, vivir “al margen” de la responsabilidad; relativizar. El que termina ha de pensar que, aunque cueste creerlo, lo mejor está por llegar. Madurar la semilla de la amistad, asumir cierta responsabilidad; priorizar. “Acabar la universidad es el final de la “buena vida” pero también el principio de la “new age” personal”, pensó el universitario que se hizo mayor.

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Archivado en: Gente especial, Recuerdos Etiquetado como: crisis de los 30, juergas universitarias

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