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eva cabanelas

La receta de Epicuro de la felicidad

24 marzo, 2015 por evacabanelas Deja un comentario

Epicuro de Samos no es un chef de plena actualidad, sino un filósofo griego que vivió en la antigüedad (341-270 a.C.). Es muy posible que el nombre de Aristóteles, uno de sus predecesores, os suene infinitamente más. Sin embargo, Epicuro fue un pensador excepcional que formuló, entre otras, las teorías del atomismo y el hedonismo racional. Que el universo es fruto del azar y que en la búsqueda de placer, la prudencia ha lugar.

Hoy quiero hablaros de “Epicuro y la felicidad” (título, por cierto, del documental que acabo de visualizar). Resulta que, a pesar de que vivió hace más de dos mil años, los ideales de este buen hombre se ajustan perfectamente a la sociedad de consumo actual, en la que la publicidad juega un papel clave, haciéndonos creer que “ser feliz” es consecuencia inmediata de “comprar” (para lo cual, dinero vamos a necesitar).

Pero nada más lejos de la realidad; lo cierto es que no necesitamos más que tres ingredientes para lograr la verdadera felicidad. El primero de ellos es la amistad; tener amigos y compartir con ellos los placeres cotidianos (comidas y conversaciones) es para el epicureísmo un requisito fundamental. El segundo es la libertad, el sentimiento de autosuficiencia que adquirimos al vivir al margen de la sociedad. El tercero y último es la “autorreflexión”, el tiempo que dedicamos a cuestionarnos, a pensar en nuestras acciones, a meditar.

La doctrina de Epicuro parte de una premisa principal, y es que nuestras necesidades básicas han de estar cubiertas para empezar a pensar en la plena felicidad. En este sentido, los que nacemos en Occidente somos afortunados por norma general. Eso significa que, en el mundo en que vivimos, no necesitamos más que esos tres ingredientes para alcanzar la felicidad. Ni una pareja, ni una casa; ni el prestigio o la fama. Sólo Azúcar (Amistad), Pimienta (Pensamiento reflexivo) y Sal (Suficiencia).

Archivado en: El sentido de la vida Etiquetado como: amistad, consumismo, epicuro, felicidad, libertad

Redescubrir el Romanticismo

8 enero, 2014 por evacabanelas 1 comentario

Contrariamente a lo que pueda parecer, en este post no voy a hablar de amor. Sino de una actitud frente a la vida. Si seguís leyendo, descubriréis el porqué.

Para que podáis entender un poco mejor de lo que hablo, he de revelaros algo. Hay épocas en las que padezco insomnio. Me cuesta conciliar el sueño y es entonces, cuando mi cabeza se pone a trabajar. Porque… Qué otra cosa hacer mientras los demás duermen? La respuesta es fácil: CREAR.
Lo más probable es que penséis que la creación es algo que nace de la nada, espontáneo, que carece de fundamento. Y es una gran verdad. Pero también es cierto, que el espíritu creador surge del afán curioso de aquel que se siente insatisfecho y decide indagar. Esto pensaba yo cuando una de estas noches, decidí sacar mi libro de Lengua y Literatura del fondo del armario. La literatura en particular, es algo que siempre atrajo mi atención; especialmente una etapa: el Romanticismo.

Os habéis parado alguna vez ha indagar sobre la vida de los más célebres autores románticos como Lord Byron, Bécquer o Espronceda? Merece la pena, hacédme caso. Genios creadores de universos propios, autónomos; en definitiva, imperfectos. Todos ellos transformaron sus ideales en poesía, rompiendo con lo establecido y valorando lo diferente frente a lo común. Porque el Romanticismo no es otra cosa que la exaltación de una de las mayores virtudes de las que disponemos las personas: la LIBERTAD. Y cual es la mejor forma de expresarla? Posiblemente, la escritura.

Esto ya lo pensaba yo hace ahora siete años, cuando me pidieron que escribiese el prólogo del libro con los trabajos premiados en el concurso del Día del Libro (valga la redundancia) del instituto. Ahí os dejo la reflexión de una chica de dieciocho años a la que le gustaba escribir…

“Escribir. Dejar volar la imaginación, dar rienda suelta a los sueños, viajar a tiempos pasados, revelar nuestros más secretos pensamientos, recrear nuestra vida cotidiana, expresar aquello que realmente sentimos y, en muchas ocasiones, decir esas palabras que no son capaces de brotar de nuestros labios. A través del papel, uno puede dejar de ser quien es y convertirse en aquello que sueña, vivir aventuras inolvidables, recrear paisajes que no existen, caminar por senderos infinitos, respirar aire fresco y sentirse renovado por dentro. Porque escribir no es otra cosa que ser libre”

Para terminar quiero confesaros algo: sigo siendo esa chica. Y por todo eso y más, me declaro una ROMÁNTICA con mayúsculas.

Archivado en: El sentido de la vida Etiquetado como: creación artística, escribir, libertad, literatura, romanticismo

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